El direccionamiento virtual es una técnica utilizada en sistemas operativos y arquitecturas de computadoras para proporcionar a las aplicaciones y procesos un espacio de direcciones independiente de la memoria física subyacente. Esto permite a cada proceso acceder a un rango continuo de direcciones virtuales que se asignan dinámicamente a ubicaciones físicas en la memoria principal o en dispositivos de almacenamiento secundario.
En la actualidad, el direccionamiento virtual sigue siendo fundamental para la gestión eficiente de la memoria en sistemas modernos, pero ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de arquitecturas y aplicaciones más complejas.
Algunas de las aplicaciones más relevantes del direccionamiento virtual incluyen:
- Aislamiento de procesos: Proporciona a cada proceso su propio espacio de direcciones virtuales, evitando conflictos y permitiendo la ejecución segura de múltiples aplicaciones.
- Gestión de memoria: Permite a los sistemas operativos asignar y administrar dinámicamente la memoria física disponible entre los procesos, optimizando el uso de los recursos.
- Memoria virtual: Posibilita la implementación de esquemas de memoria virtual, donde las páginas de memoria poco utilizadas se pueden intercambiar entre la memoria principal y el almacenamiento secundario, ampliando el espacio de direcciones disponible.
- Compatibilidad y portabilidad: Facilita la ejecución de aplicaciones en diferentes arquitecturas de hardware, abstrayendo las particularidades de la memoria física.
Los avances en tecnologías de virtualización, como la virtualización de memoria y la memoria transaccional, han llevado a la evolución del direccionamiento virtual, permitiendo una gestión más eficiente y flexible de la memoria en entornos virtualizados y multinúcleo.
En resumen, el direccionamiento virtual sigue siendo un elemento clave en la arquitectura de los sistemas operativos y computadoras modernas, facilitando la gestión, aislamiento y portabilidad de los procesos y aplicaciones.
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